Este reportero se sumergió en el mundo escondido de los cafés con piernas, que mezcla el erotismo, tintes de prostitución, alegría y soledad, tanto para los clientes, como para las chicas que trabajan en ellos.
Por Agustín Morales Pérez
Los cafés con piernas, son mas bien un fenómeno antiguo. Eran lugares de reunión de los abogados, oficinistas y gerentes que, se juntaban en estos lugares, a disfrutar de este brebaje ancestral, con la compañía de guapas mujeres de trajes ajustados y que dejaban para la imaginación.
Ahora todo es distinto, por toda la ciudad (hasta en los barrios más residenciales) pululan estos locales, de vidrios ahumados, con nombres sugerentes y letreros de neón que anuncian la perdición, lo que vendrá.
Volviendo a la raíz de los cafés, estos eran lugares de reunión donde, como se dijo, los varones se reunían para conversar, disfrutar del café y pasar un rato agradable. En algún momento la tradición se desvirtuó y empezaron a emerger en el centro de Santiago estos locales, pequeños, con varias barras, espejos y luces de colores, música estridente y de moda y poca luz. Éste es el nuevo ingrediente secreto, la privacidad (los vidrios negros o ahumados) y la poca luz, que hace el ambiente propicio para despertar las pasiones de la clientela.
Al salir al mercado estos locales, causaron un furor inusitado, es como que en los noventas la idiosincrasia del chileno hubiera cambiado, se volvió mas liberal, se le dio bastante prensa al fenómeno y se vendió casi como un paraje turístico, en el cual no era raro ver en los cafés mas centrales muchos gringos con cámaras, sacándole fotografías a las chicas y dejando suculentas propinas. Todo esto fue decantando en otro tipo de locales, no tan centrales pero cerca de todo, en los barrios comerciales, terminales de buses y en los limites del barrio cívico, en estos lugares no era raro ver bailes eróticos, chicas mas ligeras de ropa (mas gráficamente, en topless) y ofreciendo servicios sexuales, los cuales eran intermediados por el dueño, que ofrecía un privado y protección (a gusto del cliente).
Esto fue la gota que rebalso el vaso, lo que hizo que las autoridades municipales comenzara a tomar cartas en el asunto, empezara a cerrar varios locales y a poner mano dura contra los que querían hacer pasar un prostíbulo con todas sus letras, en la fachada de un simple “café al paso”.
Es luego de este golpe asestado por la autoridad a los dueños es que, en pleno 2008 y a pesar del estigma que se poso sobre ellos, siguen los negocios con mas vida que nunca, siendo una fuente de trabajo para jóvenes con pocos estudios, lindas y de cuerpos voluptuosos, y de las otras, mas chiquitas y rellenitas, pero como se dice, “es a gusto del cliente”.
Al entrar a uno de estos lugares, las chicas se abalanzan sobre los clientes, ávidas de conseguir su ticket, para atenderlos como se merecen y poder cobrar la comisión por cada consumo (que es alrededor del 35%) lo cual es una cifra ínfima para la cantidad de cafés, tes y bebidas que se consumen en el local. Al llegar a tu puesto, la niña te consulta como quieres el café por ejemplo, azúcar o sacarina, luego trae el vaso de soda y te acompaña hasta que llegue el pedido (si es que no tiene mas clientes), al llegar el humeante brebaje y dependiendo de la chica, te lo revuelve y te hace probar, cual infante, lo que hace recordar y añorar los momentos de niñez; es acá cuando se empieza a entrar en confianza y empiezan las preguntas: nombre, edad, estado civil y otras. Este es el momento crucial para algunos locales, es el punto de inflexión para distinguir tipos de cafés, es el momento de la verdad, donde se ven las verdaderas intenciones de la mujer, este momento es el del consumo para la chica, que no es más que comprar otro café, un poco mas oneroso en algunos lugares, pero que va en directo beneficio, tanto de la niña como del cliente, y todo esto dependiendo de ella, cuan materialista y competitiva sea, pues hay algunas que si no le compras el mentado consumo, te dejan de lado, esperando que termines para desocupar el puesto y esperar que llegue otro. Pero este consumo trae incluido varias cosas, también en directa relación al tipo de café y su ubicación; entre las regalías del consumo se cuenta: perreo (movimiento propio del reggaeton que consiste en movimientos entre la pelvis del hombre y el trasero de la mujer, ejerciendo presión en la zona pélvica masculina), toqueteos varios y conversación más intima y por un lapso mayor.
Al entrar en confianza con ellas (ya sea por ser cliente habitual o solo por tener labia) las chicas empiezan a contar sus problemas, el como extrañan a sus seres queridos; varias de ellas son extranjeras y este trabajo es también el sustento para los que allá quedaron. También se pueden apreciar sus carencias afectivas, la falta de oportunidades, ya que solo lograron sacar el cuarto medio e ingresaron a este mundo por el dinero fácil, no fácil en el sentido de que sea un trabajo fácil, ya que no lo es para nada el sacarse la ropa, quedar prácticamente en ropa interior y estar tan tranquila junto a un hombre que la mayoría de las veces solo busca un poco de placer y de lograr tocar algo, y es este el mayor problema que se ve en estas mujeres, que después de un tiempo se logran acostumbrar a este tipo de clientes, pero en principio no debe ser sencillo.
En el tema de los sueldos es bastante dispar, pues al recabar informaciones sobre sus remuneraciones son bastante variadas, tienen un sueldo base (no mayor a $125.000 en varias) el cual se va incrementando según los consumos que logren sacar a los clientes, pero en el ítem que les incrementa más su sueldo son las propinas, según dichos de ellas – cuando el día esta malo, se hacen 10 mil en propinas- en otro caso me explicaba – la plata es según el día, en días malos no alcanza para nada, pero en las quincenas y fines de mes, nos podemos hacer hasta 30 mil en propinas- todas estas cifras son diarias, así que si sumamos por un mes además del sueldo base y descontando las imposiciones sacarían un sueldo liquido de alrededor de 350 mil pesos, algo mas que razonable, pero no por eso menos denigrante para la moral de estas mujeres, que por causas que solo el destino conoce llegan a estos lugares a darle un momento de placer a los hombres, ya sean casados o solteros, pero que como hombre, buscan un placer efímero, esquivo y anónimo, del cual nadie sepa, un placer culpable para algunos y de lo mas natural para otros, como la vida misma.
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