Por Juan Pedro Lührs Berger
Se aproximan las fiestas de fin de año, pero como buen joven, a uno la que más le interesa es aquella enorme celebración que se da para celebrar el inicio de un nuevo ciclo. Más que hacer referencia a un lugar específico, quisiera dar algunos “tips” importantes para que éste sea inolvidable, todo esto sustentado en experiencias propias.
Lo primero es tener fijo el rumbo, después de pasar las 00:00 con la familia o los amigos, dependiendo del caso, no comience a improvisar. No hay peor opción que esa, puesto que el devenir no jugará a su favor, sea responsable y consiga un carretito, al menos, una semana antes. Asegúrese que va a haber harta gente, dado que en este caso, la calidad está otorgada por la cantidad. Mentalícese en que esa debe ser la mejor noche del año y no puede desperdiciarla.
Las mega-súper-fiestas-poncias-reggaetoneras son una buena opción con diversión asegurada, pero por menos plata también se puede disfrutar, eso sí, se debe ser busquilla, no deje nada al azar. El año nuevo 2006-2007 no preparé nada y fue horrible, vagué por varias partes de Santiago y la experiencia fue frustrante, nunca logré pasarlo tan bien como el 2005-2006, cuando fui a un evento de esos cachilupis.
El segundo punto es que no salga a comprar elíxires en la noche. Tómese la molestia y compre en la tardecita, no va a querer exponerse a pasar un año nuevo con ley seca. Nunca está demás preparar un rico cola de mono o choco-ron, pero así también debe ser cuidadoso con las mezclas, nadie quiere llevarse sorpresas estomacales de última hora. Hace dos festividades compré, apurado, un vodka CALIENTE, sé que se puede pensar que estoy exagerando, pero JURO que tenía la misma temperatura que un té.
La tercera sugerencia es, por esta vez, ser más cuidadoso que nunca con el alcohol, calcule la diferencia entre quedar “prendido” y “destruido”. Esa es, por lejos, la peor fecha para entrar a la familia Guajardo, un bulto no lo pasa bien, así que no sea tarado y tenga “hocico frío” para tomar la decisión de cuándo parar. Por lo demás, ni a féminas ni a varones les gusta sandunguear con personas hedionditas a estómago.
El año pasado me tocó danzar con una tal Daniela, claramente su apellido era Guajardo, no fue una grata experiencia, debí alejarme por el hedor que ésta expelía.
La cuarta recomendación es que, por ningún motivo, haga cosas que no realizaría sobrio. Una vez me pegué un rally enorme por hacerle caso a un amigo que me dijo que fuéramos a ver a otro compadre que había hecho un carrete. En ese momento me hallaba en Cuarto Centenario, comuna de Las Condes, y terminé, luego de un viaje de dos horas, en la Villa Francia. En mi plenitud me habría negado a tamaña travesía, pero con unas copitas de más a uno se le desarma el mapa de Santiago.
Para finalizar, sólo puedo agregar que no sea huevón y no maneje curado, si gusta en demasía de degustar simpaticones y exóticos tragos, haga como yo y no saque carnet.
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